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Mostrando entradas de octubre, 2011

“All Hallow´s Eve” *

Tenemos la idea de la festividad de Halloween como una “americanada”, y lo es. Pero también es cierto que su origen viene de una mezcla de una festividad celta llamada Samhain y del Día de Todos los Santos que tradicionalmente se celebra en nuestra cultura. Halloween se celebra de noche, el 31 de octubre, y los niños salen a la calle disfrazados y llaman a la puerta de sus vecinos ofreciendo el conocido “truco o trato” ante el cual la persona que abre la puerta deberá escoger trato para evitar que su casa sufra los infortunios del truco. El camino de los niños estará adornado por calabazas iluminadas en honor a Jack O´Lantern personaje de leyenda irlandés conocido por su maldad y apuestas ganadas al mismísimo Satanás y es que Jack fue enviado al infierno y condenado a vagar con una antorcha por la eternidad por sus malas acciones en vida. En la actualidad son pocos los que no dudan en aceptar el trato ofreciendo golosinas para el visitante, ya que la tradición reciente (lejos de lo

"Contagio", en fondo y forma.

*Advertencia: se desvelan algunos aspectos de la película que se analiza, si bien no son fundamentales en la trama principal y el desarrollo de la misma. El fondo. “Nada se expande como el miedo” es la frase que acompaña al título, Contagio , en los carteles, tráilers y anuncios de televisión y no hay mejor eslogan que resuma lo que, en esencia, es esta película dirigida por Steven Soderberg y que actualmente esta en cartelera. Tras el regreso de una ejecutiva (Gwyneth Paltrow) a Minnesota desde Hong Kong, con escala en Chicago, se inicia una epidemia que termina con la vida de veintiséis millones de personas alrededor de todo el mundo, este es el comienzo de una historia que va más allá del hecho mismo del contagio ya que lo que pretende Soderberg es retratar a una sociedad en una situació límite donde el ser humano se muestra tal y como es, cuando volvemos al origen en el que todo es utilizable por el bien de la supervivencia individual, o en el caso del personaje de Matt

A través del Espejo.

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Si tuviera que definir la libertad no tendría narices a hacerlo mejor que hablando de Sergio, o Yeyo, o Mr. Mirror, o Vidademono-en-la-Jungla-Oeste. Pese a todas las maneras de las que se le puede llamar yo sigo prefiriendo hacerlo por su nombre de pila, no es que me disgusten sus otros “nombres” que o le vienen de pequeño o bien lo ha asimiliado como esa marca que identifica a quien hace cosas y prefiere un nombre distinto al de la correspondencia. Sergio es un tipo fuerte (demasiado) es creativo, divertido e inteligente, pero lo que siempre destacaré por encima de todas las cosas son su lealtad, honestidad y sinceridad. Hablar de valores puede resultar anacrónico o, en en el infralenguaje, “poco guay” pero es lo que toca cuando se quiere describir desde dentro hacia fuera a alguien a quien se aprecia de verdad. Pocas personas (quitando a mis padres y hermanos) me conocen mejor que él, con sólo escuchar el modo en que le saludo al teléfono sabe en que estado de ánimo me encuentro,

Allanemos el camino.

Supongamos que un adolescente está en la sala de lectura de la biblioteca pública de su pueblo con sus amigos del instituto haciendo los deberes o un trabajo de clase. Le podemos imaginar hablando con un tono demasiado elevado de voz, flirteando con las compañeras y rebuscando en su mochila como excusa para escaquearse de los libros y apuntes. Un adolescente con ese aire despreocupado e indolente que tanto abunda hoy en los pasillos de colegios e institutos de secundaria. En un momento dado va a preguntar la clave wifi al sufrido bibliotecario que anda atendiendo a una señora que toma en préstamo dos libros (uno de plantas de interior y otro de Francisco Umbral) tras devolver otros tantos (uno de Ángeles Caso y otro de cocina paquistaní). Mientras el chico espera su turno con esa pose entre lánguida y me-importa-un-huevo-todo mira los libros que hay sobre la mesa del prestamista de libros, y entre ellos uno del que le llama la atención el título, lo toma entre sus manos y le da la vue

Sensxperiment 2011

En Lucena se inauguró el pasado jueves el 11º Encuentro Internacional de Creación Sensxperiment organizado por la la Asociación Weekend Proms, fue un acto sencillo y muy bien organizado gracias la red de colaboradores y amigos de la asociación que hicieron del acto para el visitante un cúmulo de sensaciones de gran valor artístico, cultural, social y gastronómico. Reconozco que tengo amigos que han trabajado duro en este evento, pero ellos me conocen lo suficiente para ser conscientes que no valoraría con tanto entusiasmo el hecho si no lo hiciera con sinceridad, y no quiero y puedo evitar sentirme muy orgulloso de su enorme valía y esfuerzo, hay personas muy válidas en Lucena y algún día habrá que reconocérselo de algún modo. Más allá de la logística e intendencia (y reconocimientos esquivos) de entre las instalaciones que se presentaban en el encuentro hay una de la que no he dejado de pensar desde el mismo jueves en que la disfruté por primera vez. Se trata de Sundial Lucena d

Violencia de ida y vuelta.

Recientemente alguien me ha dicho algo que se viene repitiendo en los últimos años, se trata del exceso de información con el que se nos bombardea desde múltiples bases: internet en todas sus opciones (tabletas, móvil, ordenadores); televisión (y sus cientos de canales); prensa escrita, radios, etc. Y mi postura siempre es la misma, ante el exceso siempre debemos anteponer el sentido crítico y la capacidad analítica de lo que se nos envía desde dichas plataformas. Esta semana hemos tenido la oportunidad de ver casi en directo la muerte de Muamar el Gadafi, el dictador que durante décadas hizo de Libia su cortijo particular. Nadie en su sano juicio puede disfrutar con algo así, por mucho daño que hubiera hecho este hombre en su país y fuera de él (apoyó y financió ataques terroristas en suelo europeo) nunca se debe llegar al punto en que las víctimas se convierten en verdugo. No he podido evitar sentir un escalofrió ante unas imágenes en las que se podía ver a un tipo envejecido por

02:25

¿Hay algo peor que ser un cobarde? Creía que no pero he llegado a la conclusión que peor que serlo es ser consciente de que lo eres. Para afrontar la realidad no es necesario ser valiente, basta con tener el pragmatismo suficiente como para saber lo que se te puede venir encima. Los valientes no son los que más se exponen a los peligros, o al menos no deberían ser considerados así, son aquellos que al encontrarse con tal situación la solventan de cara, sin achicar el espacio, con decisión y sinceridad. Con frecuencia usamos el término cobarde o valiente para definir actitudes ante la vida que en otro contexto serían motivo de chiste o mofa. No hay en nuestra sociedad un problema más grave que la ausencia de trabajo y sin embargo seguimos instalados en unos mundos más cercanos a Yupi que a nuestro día a día real. El modo en que nos enfrentamos a las facturas nos agrupa en aquellos que son capaces de salir adelante con esfuerzo e imaginación y los que prefieren echar la culpa de todo

"Leones por corderos", más allá del cine.

Dirigida por Robert Redford en 2007 “Leones por corderos” supuso un fracaso en taquilla con una tibia reacción crítica pese a contar con un reparto de campanillas compuesto por Tom Cruise, Meryl Streep y el propio director y con un estimulante argumento: bajo tres perspectivas diferentes, pero relacionadas entre si, explica el cambio de rumbo en la política militar estadounidense en Afganistan auspiciado por el ambicioso senador Jasper Irwing (Tom Cruise). Así pues tenemos al idealista profesor universitario Stephen Malley (Robert Redford) comprometido con el talento de su alumno, brillante pero indolente, Todd Hayes (Andrew Garfield); a una periodista veterana, Janine Roth (Meryl Streep), cansada del uso a su antojo que los poderes de Washington hacen de su profesión y a dos soldados, ex-estudiantes del profesor Malley, Rodríguez y Finch (Michael Peña y Derek Luke), que llevan a cabo una misión en relación al nuevo modus operandi militar antes mencionado. Se trata de una pelíc

Gracias

Cualquiera que haya paseado por las concurridas y turísticas calles del centro de Londres habrá podido comprobar como apenas un leve roce entre dos personas en sentido opuesto suponen una retahíla de disculpas por un hecho fortuito, un excuse me por aquí, un sorry por allá y todos tan contentos siguiendo su camino. En España he visto peleas a puñetazos que han empezado por un accidental tropiezo entre dos machos alfa con ganas de demostrar que esos bíceps van más allá de inyecciones. Reconozco abiertamente mi maniqueísmo, que ni en la capital del imperio no es tanto el frenesí formal disculpatorio y que en nuestras tierras de toros y exceso de Diputaciones no es tanto el alboroto post-tropezones discotequeros. No soy uno de esos venerables ancianos que ven la jubilación pasar sentados en un banco del parque mientras admiran a chavalas haciendo footing y madres regañando a sus hijos tendentes a la mancha de fácil llegada y complicada salida; decía que no pienso como ellos, que me voy

Sangre.

Cuando tenía catorce hice una prueba de dos semanas con el equipo de fútbol cadete del Sanlúcar CF (de Sanlúcar la Mayor, Sevilla). Fue en febrero de 1992 y tres tardes en semana acudía al campo de entrenamiento, de albero, a dar lo mejor de mis dotes deportivas. Ni que decir tiene que no pasé la prueba, y que el entrenador fue lo más diplomático que pudo, no recuerdo sus palabras exactas pero en esencia fueron “estos chicos (por mis no-compañeros) llevan mucho tiempo jugando juntos, te falta resistencia y algunos kilos”. Un tiempo después mi hermano me comentó que un amigo suyo, que jugaba en el mismo equipo, le dijo que tenía cosas buenas pero me faltaba sangre, referida esta al nervio que necesita un futbolista a esas edades. Se ve que además de kilos, resistencia también me fallaba el nervio así que tras dos semanas de entrenamiento colgué las botas (unas Kelme Míchel) y dejé atrás mi sueño de ser futbolista. Años más tarde jugué una liga local en Úbeda como un correoso lateral de

Le voyeur.

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Primero fue el donde, un elemento con un cometido al nacer distinto a lo que será después de que las manos del artista ejecuten. Pero antes de las manos está la imaginación, esta echa a andar cuando el sitio está decidido. Un soleado día de agosto, con una leve brisa que mueve de su cómodo lugar a las hojas en descomposición. Todo ello sucede pero antes fue el donde. Ya está decidido: una mano de spray sobre el marco, pero antes la cinta de carrocero y papel de periódico para evitar que la pintura llegue donde no debe. El contraluz convierte en anónimo al autor, salvo para el que hace la foto, el que se imagina y ejecuta y la testigo silenciosa y delicada. Cosa de tres, por el momento.

"Hiroshima mon amour", el amor duele.

Las bombas atómicas que lanzó el ejército norteamericano sobre Hiroshima Y Nagasaki en agosto de 1945 supusieron el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial y con ello el comienzo de un nuevo orden mundial; quince años más tarde una joven actriz francesa participa en una película internacional que se rueda en Hiroshima sobre la paz, conoce a un japonés y empieza así una historia de amor tan efímera como dolorosa por los recuerdos que ambos sacarán a relucir durante las horas que pasan juntos antes de la partida de ella a París para continuar con la filmación de la película. Ella, Emmanuel Riva, rememora con una interpretación repleta de elegantes matices gestuales un amor de juventud en Nevers, su pueblo natal a orillas del Loira, durante la ocupación nazi en Francia. Se trata de un amor imposible por un soldado alemán que los padres de ella tratan de impedir, pero sólo la trágica muerte de él bajo el fuego de un francotirador lo evitará. La vergüenza de la familia y el pueblo p

XV vs. XV.

El próximo fin de semana se disputarán los partidos de cuartos de final del Mundial de Rugby que se celebra en Nueva Zelanda, son ocho selecciones en busca del campeonato y que el azar ha hecho que se enfrenten por hemisferios: por un lado Irlanda-Gales y Francia-Inglaterra; por otro, Sudáfrica-Australia y Nueva Zelanda-Argentina. No por manido el famoso dicho británico “el fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos mientras que el rugby es un juego de villanos practicado por caballeros” es menos cierto. En el rugby no se conciben las protestas al árbitro en relación a sus decisiones; no existen las agresiones; ni los malos modos al referirse al contrario y no hay peticiones de sanción de un compañero a otro. Es cierto que para quien nunca ha visto un partido de este deporte es complicado de entender lo antes expuesto ya que la imagen preconcebida que tenemos de tal enfrentamiento es similar al de una batalla estilo Braveheart. Y nada más lejos de la realidad. Desde aquí

Contradicciones muy mías.

El último anuncio que ha estrenado Adidas con Derrick Rose, el fantástico base de los Chicago Bulls, como protagonista fue rodado en la madrileña plaza de toros de Las Ventas. En dicho spot se puede ver al jugador NBA saliendo por la puerta de toriles cual victorino y driblando al tiempo que bota un balón de baloncesto a cuanto rejoneador y matador sale a su paso. El anuncio tiene una factura estupenda, buen montaje, fotografía y dirección en especial. Algunas voces en los EEUU han denunciado que la marca deportiva utilice un escenario donde habitualmente, según ellos, se torturan animales y que puede suponer un apoyo a una manifestación artística que más allá del Atlántico se ve como una atrocidad. La verdad es que viniendo de un país donde la pena de muerte está a la orden del día y cuyo ejercito ha sido en muchas ocasiones sancionado por casos de torturas y vejaciones no está demasiado claro que sean ellos quienes deban enarbolar la bandera de los que ven los toros como un sinsentid