A pie de calle.

Que la ministra Elsa Fornero hable de daño psicológico al referirse a los recortes que en el apartado de las pensiones se van a llevar a cabo es hacerlo desde el conocimiento real de que las medidas a tomadas por el Gobierno de Italia, con el profesor Monti a la cabeza, son muy duras y van contra la línea de flotación de uno de los sectores de la población que más sufre: los pensionistas.

La ministra en cuestión es una reputada académica en el ámbito de la economía, la reclutó Mario Monti (que en la misma rueda de prensa, ayer, ofrecida para anunciar las medidas dijo que no cobraría un euro de su sueldo como Primer Ministro y responsable de la cartera de Economía) para su Gobierno de no-políticos, fue un riesgo importante al sustituir a Silvio Berlusconi nombrar un gabinete compuesto en su mayoría, totalidad realmente, por profesionales de los campos en los que iban a trabajar para sacar de la crisis financiera al ex-coto privado berlusconiano. Según leo en algunos medios las explicaciones dadas al pueblo a través de la rueda de prensa no fueron demasiado buenas en lo formal, lo que trataban de explicar carecía de ese lenguaje político que no gusta a los profesionales de lo público y si mucho a los votantes, ávidos de unos gobernantes que sean capaces de llamar a las cosas por su nombre y emocionarse, si es el caso, al explicar la dureza de lasmedidas. Se hablará de la debilidad de la ministra al romper a llorar, habrá quien tire de ese machismo encubierto y anacrónico para describir la presión que sobre los hombros es imposible de llevar por una mujer dedicada a enseñar más que a ejecutar, se podrá decir que a esos italianos que habrán de esperar un año más para jubilarse (de 65 a 66 años) no les consuelan unas lágrimas ante el retraso en su descanso tras muchos años trabajando, pero lo que no podrá decirse es que la Ministra Fornero, titular de la cartera de Trabajo, no es humana o que no es consciente de lo que pasa en el calle.

Quizás soy demasiado blando, pero puestos a tirar de recortes prefiero a alguien que sea capaz de echarse a llorar junto a los millones de damnificados por la decisión tomada que la frialdad del político autómata deshumanizado y demasiado profesional.