Breve, muy breve, análisis de un día de elecciones.

Hoy saldrá de las urnas el partido político que sustente al gobierno de España los próximos cuatro años y que tendrá ante si una tarea muy complicada que requerirá del esfuerzo de los ciudadanos ante las medidas a tomar, la salida de la peor crisis económica de nuestra historia. Teniendo en cuenta esta premisa los votantes estamos ante una encrucijada con varios caminos a tomar, ninguno correcto, ninguno incorrecto.

Tenemos la opción del cambio, única en las encuestas previas, en las que el principal partido de la oposición, el Partido Popular, se alzaría con una victoria por mayoría absoluta que según algunos medios y analistas fomentaría una repentina confianza en los mercados que rebajaría el riesgo de ser intervenidos por la UE como ha sido el caso de Francia, Irlanda y Portugal.

Otra opción, menos probable, es la de una victoria sin mayoría absoluta por parte del candidato Rajoy que crearía unos complicados acuerdos con partidos nacionalistas que hipotecaría muchas de las decisiones a tomar por el Gobierno, y todo ello bajo la inmisericorde mirada de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, policías vigilantes desde sus acomodadas y estables (en apariencia) finanzas.

Un tercer resultado a este día en las urnas es una victoria por la mínima y en el último segundo de partido por parte del PSOE, partido en el poder los últimos siete años y medio y que ha tenido que lidiar desde 2008 con una crisis económica con origen en miles de kilómetros que ha resultado fatal para nuestro libro de cuentas, muy equilibrado hasta entonces gracias a una falsa bonanza sustentada en el ladrillo y la especulación sobre él. No parece que una victoria así se vaya a producir, ni por la mínima ni mucho menos por mayoría absoluta.

Así que a más de siete horas de que se cierren los colegios electorales, a más de nueve de saber quien será el próximo presidente del gobierno que pilote nuestros años más oscuros la principal duda que tengo es el papel que tendrán las coaliciones Izquierda Unida y Equo en un congreso plagado de viejas ideas ante nuevos problemas.