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¿Hay algo peor que ser un cobarde? Creía que no pero he llegado a la conclusión que peor que serlo es ser consciente de que lo eres.
Para afrontar la realidad no es necesario ser valiente, basta con tener el pragmatismo suficiente como para saber lo que se te puede venir encima. Los valientes no son los que más se exponen a los peligros, o al menos no deberían ser considerados así, son aquellos que al encontrarse con tal situación la solventan de cara, sin achicar el espacio, con decisión y sinceridad. Con frecuencia usamos el término cobarde o valiente para definir actitudes ante la vida que en otro contexto serían motivo de chiste o mofa. No hay en nuestra sociedad un problema más grave que la ausencia de trabajo y sin embargo seguimos instalados en unos mundos más cercanos a Yupi que a nuestro día a día real. El modo en que nos enfrentamos a las facturas nos agrupa en aquellos que son capaces de salir adelante con esfuerzo e imaginación y los que prefieren echar la culpa de todo a Leman Brothers o al Gobierno.

Que nadie se eche las manos a la cabeza con los extremos retratados, nunca he prometido un blog con los matices suficientes para hacer una disertación en la que incluir toda esa gama de grises que adornan la sociedad. Reconozco mis limitaciones impuestas y eso favorece cierto ritmo con aroma de simpleza pseudosimpática para que el lector no se aburra. Y no, no creo estar por encima del nivel de raciocinio de ninguna de las mentes que me lea. Consciente soy de no ser un referente moral o de opinión y teniendo en cuenta que empezaba este post hablando de la cobardía y la conciencia tampoco creo que sea alguien con demasiado rigor a la hora de confeccionar este espacio nudista.

Que cada uno tiene una opinión sobre la valentía y la cobardía es una obviedad grosera e innecesaria...pero ahí queda. Me he pasado siete días sin tener muy claro si continuar publicando o no, y el bloqueo ante que coño escribir no ha hecho más que acercarme más a la decisión de adelantar el cierre de este espacio. Pero voy a darme otra oportunidad, intentar ser más valiente y currarme más los textos y los temas, a ver si con eso también se me pega algo en el carácter. 

Comentarios

  1. Ánimo con el blog! En cierta forma el famoso bloqueo es normal dado que llega un punto en que escribir casi a diario entradas que no son precisamente noticias "copia-pega", sino que son el resultado de una idea y una reflexión; requieren de un despliegue de ejercicio narrativo que llegados el caso, puede extenuar.

    Quizas espaciar en el tiempo las entradas podria ser una buena solución , ¡aunque desde mi punto de vista de lector emepdernido y egoista, al cual le encanta ver tu blog resaltado en el Google Reader porque hay una novedad, no le guste tanto! ;)

    Pero claro los lectores siempre lo queremos todo ¡y eso es imposible!

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