Sensxperiment 2011

En Lucena se inauguró el pasado jueves el 11º Encuentro Internacional de Creación Sensxperiment organizado por la la Asociación Weekend Proms, fue un acto sencillo y muy bien organizado gracias la red de colaboradores y amigos de la asociación que hicieron del acto para el visitante un cúmulo de sensaciones de gran valor artístico, cultural, social y gastronómico. Reconozco que tengo amigos que han trabajado duro en este evento, pero ellos me conocen lo suficiente para ser conscientes que no valoraría con tanto entusiasmo el hecho si no lo hiciera con sinceridad, y no quiero y puedo evitar sentirme muy orgulloso de su enorme valía y esfuerzo, hay personas muy válidas en Lucena y algún día habrá que reconocérselo de algún modo.

Más allá de la logística e intendencia (y reconocimientos esquivos) de entre las instalaciones que se presentaban en el encuentro hay una de la que no he dejado de pensar desde el mismo jueves en que la disfruté por primera vez. Se trata de Sundial Lucena del artista holandés, afincado en Londres, Justin Bennet. No he podido dejar de hablar a mis amigos, conocidos y a quien quisiera escucharme de lo que dicha experiencia ha supuesto para mi. Y es que a mi juicio, como público, el arte debe ser esto, una sensación que se adhiere a nuestro ser, algo que nos hace pensar, reflexionar sobre nosotros y lo que nos rodea y nos ofrece una manera alternativa de sentir (o en este caso escuchar) nuestra cotidianidad más hermosa y, al mismo tiempo, tenebrosa.
La instalación de Bennet es de una sencillez tan lúcida como elegante: graba durante veinticuatro horas consecutivas y desde un mismo punto de la ciudad los sonidos que se producen alrededor del micrófono, luego edita veinte segundos de cada hora y los monta consecutivamente, en una pantalla con negro sobre blanco vamos leyendo las horas que corresponden a cada pieza y todo en un bucle ininterrumpido. Durante ocho minutos somos los escuchantes de la vida de una ciudad en un maravilloso resumen de sensaciones cotidianas, pero que disfrutadas así nos llevan por un camino en que yo aún me encuentro. Sólo he estado una vez en esa instalación y quiero volver pero hay algo que me retrae como si el temor a que ya no fuera lo mismo, a no tener la misma sensación ni vivir la misma experiencia, me impidiera volver. Quizás deba primero salir del camino al que me adentré el pasado jueves y una vez organice el laberinto volver para empezar de nuevo desde otra perspectiva diferente pero ¿y si para entonces ya ha terminado el Sensxperiment?

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