Desconocer lo conocido.


Él: Perdonad ¿me podéis conceder un minuto de vuestro tiempo?
Ella: Nuestro tiempo es muy valioso.

Tengo un buen amigo que entiende las relaciones humanas de un modo sencillo, sin vísceras y de un buenismo para algunos exagerado. He vivido con él ejemplos en los que no todo el mundo piensa y siente lo mismo.
Supongo que hay chicas a las que una proposición para ver una lluvia de estrellas, un baño nocturno o un paseo tranquilo bajo la luna en Tarifa es sinónimo de sexo y otros menesteres asociados pero mi amigo sigue buscando la chica que no lo vea de ese modo, que no asocie esas propuestas (y otras similares) a la ficisidad en la intimidad. Y a mi me gusta pensar que hay quien esté deseando escuchar una oferta así y, sin dudarlo un instante, se lance junto a su espíritu en busca de esa aventura con un desconocido que no te invita a una copa o a ir a los baños sino que te invita a una experiencia extrasensorial junto a las estrellas, la luna o las olas nocturnas en una playa del Atlántico.

Entiendo quien se asusta ante tal idea, puedo entender también que hay quien no se fía de un desaliñado simpático y atractivo que puede querer hacerte el amor tras esas estrellas, pero no puedo entender la grosería ante la educación, o el desdén ante la caballerosidad. El diálogo que encabeza el post es real, se produjo anoche en una transitada calle del ocio nocturno tarifeño. Ante una pregunta sencilla, educada y sin intenciones de seducción fui testigo de una respuesta grosera, desdeñosa y con mirada despreciativa, no había en quien hizo la pregunta síntomas de borrachera, sólo intenciones de preguntar por algún sitio al que ir tras cerrar el local en que nos encontrábamos.

Supongo que somos dos soñadores en el momento y lugar equivocado, y creemos que en algún punto de esa calle, pueblo, país, continente o planeta hay dos, doscientas, dos mil, doscientas mil, dos millones, doscientos millones, dos mil millones de personas dispuestas a tener un segundo para responder una pregunta a un desconocido.

El mundo se mueve lentamente, hostil, sucio,... pero hermoso.

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