"El árbol de la vida", in my opinion.

*Contiene spoliers.

Nunca he sido de los que dictan sentencia hablando de “lo buena o mala que es tal o cual película”, siempre he defendido el gusto individual sobre dogmas o críticas oficialistas y por ello lo que siempre respondo ante una pregunta valorando mi opinión es lo mismo: “a mi me ha gustado / a mi no me ha gustado”.

Desde que se vio por primera vez en el Festival Internacional de Cine de Cannes que “El árbol de la vida” he leído en muchos artículos y críticas que se trata de una de las grandes películas del año; que será una firme candidata a todos aquellos premios a los que concurra (ya ganó la Palma de Oro en dicho festival) y que muy pocos espectadores entenderán toda su complejidad si no ponen todos los sentidos en ella. Pues yo no debí afinarlos en exceso porque no me ha gustado nada.

Reconociendo la enorme belleza de la mayoría de las imágenes con las que su director, Terrence Malick, trata de contarnos una historia sobre Dios, la familia, la muerte, el universo y el origen de todo, no puedo evitar sentirme un poco estúpido por no comprender de que va el asunto. Se que muere un hijo y que a raíz de ahí todo se precipita hacia adelante y hacia atrás. Se que hay gente que sufre, que trata de entender el mundo que le rodea con su firme creencia en Dios-Todo-Poderoso pero yo sólo alcanzo a disfrutar hasta el empacho de una preciosa banda sonora, una iluminación exquisita y unas imágenes, reitero, hermosas y astutas.

Si en mi ciudad hubiera una exposición de fotografía de Terrence el primero que sacaría entrada para disfrutarla sería yo, no lo duden. Este hombre tiene un gran ojo para el impacto y sacar lo más estimulante en el aspecto visual de lo más insulso que para sí lo quisieran muchos de los fotógrafos del tres al cuarto que van de intensos y especiales y se quedan en puros petardos de la nuit cultureta. Este fulano extraño y huraño tiene un talento enorme para la estética, pero el problema, a mi juicio, radica en que por mucho pan que le pongas al bocadillo si en este no hay salchichón poco placer ofrecerá, vamos que siguiendo con las metáforas más costrosas quizás la culpa no está en quien ofrece sino en quien recepciona por no estar hecha la miel para el paladar de los burros.

Así pues Brad Pitt es un padre de familia autoritario y amargado que educa a sus hijos como si de un sargento chusquero se tratara, Jessica Chastain es su etérea esposa que baila y sonríe como la que no se entera de nada y Sean Penn es el hijo (ya adulto) que en la actualidad tiene un trabajo de puta madre, una casa de catálogo, una novieta atractiva y una vida interior en constante trauma y desequilibrio. En mi opinión el primero está sobrio y acertado mientras que los otros dos están desdibujados, perdidos y con aparentes pocas ganas de estar allí.

Aunque estoy incumpliendo una de las normas que me autoimpuse a la hora de abrir este blog (no hablar de aquello que no me gusta) no he podido evitar en este día plomizo parlotear un ratejo sobre la última película de un tipo al que no le volveré a conceder el beneficio de la duda, ¿intransigente?...es posible.

Comentarios

  1. Hasta que no la vea ( o al menos intente pasar de los primeros y famosos 30 minutos) no puedo emitir un juicio, pero desde lego la pintas peor de lo que ya habia oido/leido.....Malick, Malick

    Saluuuuuuuuudos

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  2. Ya caí en su trampa sobre la II Guerra Mundial y los cocodrilos...no me volverá a suceder.

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