El oasis del conocimiento.
España
no ha dejado de mirarse el ombligo los últimos quince años, desde
1995 (año en que empezamos a dejar atrás una terrible crisis
económica justo después del boom del 92) hasta 2007 no hemos dejado
de crecer, siendo este año en el que se vieron las primeras señales
de lo que estaba por venir.
Siempre
nos hemos sentido orgullosos de un sistema sanitario ejemplar, que
para sí lo quisieran la mayoría de los países más desarrollados
del mundo en el que, salvo casos excepcionales, todo tiene una
solución sin coste para el ciudadano. No estamos en los EEUU donde
si careces de un seguro médico puedes darte por perdido, aquí ante
cualquier problema (dental aparte) la Sanidad Pública responde como
una campeona.
Los
Servicios Sociales siempre han funcionado más o menos bien, es
difícil que una familia en riesgo de exclusión social y que desee
salir de dicha situación no encuentre un asidero en el que apoyarse
y guiarse. El estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos
trabajan en ello cada día, y es seguro un departamento de este
servicio en dichas administraciones.
Pero,
¿y la educación?, ¿en que lugar dejamos la educación a partir de
los dieciséis años? Es terrible comprobar como hay muchas
situaciones en que tras terminar los estudios obligatorios multitud
de chicos y chicas no pueden acceder a becas (insuficientes en
cualquier caso para mantener un estudiante fuera de casa) y con ello
ven frenadas sus ilusiones, sueños, anhelos y deseos de mejora, de
conocimiento.
En
España quedan muchas cosas por cambiar, y una de ellas es empezar a
plantearnos que en este país no estudia quien quiere, sino quien
puede. Debería ser planteable la gratuidad total en los estudios más
allá de los dieciséis, y que las becas fueran destinadas más que a
pagar matrículas y fotocopias a estancias fuera del hogar. Y no me
vale el argumento de una juventud volcada en botellones, juerga y
drogas, porque de demagogia ya andamos servidos día si día también
en los foros que se dedican a despellejar a una juventud que merece
un mayor respeto.
Hay
multitud de ejemplos injustos en chicas y chicos que que necesitan de
esa inyección económica que en ocasiones no se pueden permitir en
casa, o que en otras simplemente no consideran prioridad. ¿Cuántos
ingenieros, médicos, mecánicos o arqueólogos de prestigio nos
estamos perdiendo por un sistema educativo viciado y elitista?
Prefiero
un país sin techo de gasto y endeudado pero con la posibilidad de
estudios para todos a un país con déficit cero y dónde los
médicos, ingenieros, abogados y arquitectos se erigen en una élite
imposible de alcanzar para los hijos de las familias de la mal
llamada clase media.
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